Las berenjenas requieren de unas condiciones especiales para su conservación. Esto te puede dar problemas si te juntas con una gran cantidad de berenjenas en casa a la vez, porque lo último que quieres es acabar tirando comida a la basura.
Para salvar las berenjenas de acabar en la basura, hay una solución que ya utilizas con muchos otros alimentos: congelarlas. En este post te presento 3 buenas opciones de congelación, aprenderás como congelar las berenjenas de la mejor manera. Así nunca volverás a tirarlas y la mejor parte: siempre tendrás a mano berenjenas para tus recetas.
Conservar berenjenas por congelación
Te voy a presentar 3 distintas maneras de congelar las berenjenas, pero todas ellas tienen unos pasos básicos en común previo a meterlas en el congelador: pelarla y cocinarla.
Las berenjenas, una vez las hayamos descongelado, estarán algo más blandas que en su estado habitual, algo parecido a lo que le pasa al calabacín tras descongelarlo. Pero no te preocupes, si las congelas en las condiciones correctas, éste será el único cambio que notes, durarán al menos un año en tu congelador sin perder calidad ni sabor.
Aquí van las 3 formas de congelar berenjenas:
Opción 1: Berenjena tostada
Si lo que sueles cocinar son platos que se preparan asando previamente la berenjena, ésta es tu mejor opción. Puedes hacer muchas de golpe y congelarlas por raciones para después ganar tiempo a la hora de preparar tus recetas.
El proceso es es el siguiente:
Pela las berenjenas, y córtalas por la mitad o en rodajas dependiendo de cómo las quieras usar después. Pon el horno a unos 200 ºC y cocínalas durante 30 minutos. Una vez que tus berenjenas se hayan enfriado ya estarán listas para meterlas en un envase o bolsa adecuada para el congelador.
Opción 2: Berenjena escaldada
El primer paso para congelar las berenjenas escaldadas, es como siempre, pelarlas, después córtalas en rodajas y mételas en agua hirviendo durante al menos 4 minutos. Inmediatamente después pásalas a un bowl o cazuela con hielo para que se enfríen totalmente, y las tendrás listas para congelar.
Antes de meter las berenjenas escaldadas en tu envase para congelar, asegúrate de que están bien escurridas, si es necesario sécalas un poco con papel de cocina.
Aprovecha para realizar este proceso con varias berenjenas a la vez y tendrás una buena remesa en el congelador de bolsas de berenjena en rodajas que te servirán para muchas recetas.
Opción 3: Berenjena rebanada y empanada
Si te encantan recetas como Berenjena a la parmesana o Moussaka, una buena opción para ti es hacer rebanadas de berenjena empanadas y fritas, y tenerlas en el congelador preparadas con anticipación para poder utilizarlas en cualquier momento. El tiempo de cocinado de tus recetas favoritas se reducirá a la mitad teniendo este paso previo ya resuelto.
Lo único que tienes que hacer es pelar las berenjenas y cortarlas en rodajas, después procede a empanar las rodajas, pasa los dos lados de la rodaja por la harina que mejor te vaya (tienes opciones sin gluten, como la harina de garbanzo, de arroz o de trigo sarraceno) después pásalo por huevo batido y opcionalmente por pan rallado y directas a la sartén con el aceite ya caliente.
Una vez que se hayan enfriado, colócalas en una bandeja extendidas en una sola capa y mete la bandeja en el congelador por unas dos horas, esto te servirá para evitar que el rebozado se desprenda de la berenjena y que las rodajas se queden pegadas entre ellas. Tras las dos horas ya podrás ponerlas en un envase apto para congelar.
Cuando las necesites para alguna receta, saca la cantidad justa de rebanadas que requiera el plato y verás que te has ahorrado mucho tiempo.
La mayoría de los platos que llevan berenjenas se congelan bien, otra buena opción que tienes es cocinar una de tus recetas con berenjena, haz más cantidad y congela una parte, lo agradecerás el día que vayas con prisa y no tengas tiempo para cocinar.
Si tienes un plato que te encanta con berenjena, prueba a congelar una pequeña porción la próxima vez que lo cocines, otro día recaliéntalo para saber cómo queda, puede que descubras que está en perfectas condiciones y se convertirá en un buen recurso a utilizar en tu día a día.
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