
Puedes encontrar muchas formas de sustituir la sal, ya que es uno de esos ingredientes básicos para potenciar el sabor de otros alimentos y hacer tus platos sabrosos.
Pero en muchos casos los médicos aconsejan reducir su consumo, si este es tu caso, has de saber que hay muchos sustitutos perfectos para ayudarte a consumir menos sal, sin echarla de menos.
La sal común, sal de mesa o sal marina es un compuesto químico que forma cristales y es soluble en agua. Proporciona a nuestros platos uno de los sabores básicos, el salado. Somos capaces de percibirlo porque la lengua tiene una serie de receptores especialmente diseñados para ello.
La sal funciona como un generador de apetito y estimula la ingesta. Se encuentra en casi todos los tipos de cocina del mundo y la podemos encontrar en diferentes formas, la más habitual la sal fina de mesa, pero también sal Kosher, variedades negras o rojas o una de las más populares actualmente, la sal rosa del Himalaya.
La sal constituye uno de los minerales que nuestro cuerpo necesita para sobrevivir, sin embargo en la actualidad generalmente consumimos una cantidad de sal mayor a la que necesitamos a causa de las grandes cantidades que encontramos de este mineral en muchos productos procesados del mercado.
Un exceso de sal puede tener un grave impacto sobre la salud, es por eso que hay muchos casos en los que el médico aconseja una dieta baja en sal.
Si quieres reducir tu consumo habitual de sal pero te preocupa que tu comida se vuelva insípida y aburrida, aquí tienes algunos de los mejores sustitutos, como el cloruro de potasio, el glutamato monosódico, mezclas de especias y levaduras nutricionales que conseguirán que tus platos sigan siendo tan sabrosos como siempre, pero sin abusar de la sal. Echa un vistazo más detallado de cada una de las opciones a continuación:
Cloruro de potasio
Se utiliza cloruro de potasio para conseguir un sustituto de la sal bajo en sodio que promete tener un sabor muy similar a la sal de mesa. Eso sí, cuidado, porque si usas demasiado puede que acabes dándole a tu plato un regusto metálico poco deseable, si esta es tu opción para sustituir la sal, espolvoréalo con moderación.
Tienes que tener en cuenta otra cosa, el cloruro de potasio también supone un riesgo para la salud de las personas que padecen enfermedades renales o cardiacas, personas con diabetes, y es posible que cause reacciones adversas si se toma con ciertos medicamentos. Por eso antes de empezar a consumirlo como sustituto de la sal, asegúrate de consultar a tu médico si esta es tu mejor opción.
GMS (Glutamato monosódico)
En la industria alimentaria se utiliza el glutamato monosódico como un gran potenciador del sabor, porque equilibra y resalta el carácter de otros sabores. Este es uno de los aditivos saborizantes cuyo uso es más controvertido en occidente, pues se le relaciona con una serie de problemas de salud cuando su consumo es elevado. Pero tras muchos estudios en distintos países sobre el consumo de GMS no se ha conseguido establecer una relación directa e inequívoca entre los síntomas y su consumo.
El glutamato monosódico, hecho de ácido glutámico, se encuentra naturalmente en muchos alimentos de consumo habitual como los tomates y el queso parmesano.
Muchas personas se han quejado de dolores de cabeza o incluso problemas respiratorios después de consumir grandes cantidades de esta sustancia, pero como ya indicaba anteriormente, los estudios hasta el momento no han sido capaces de concluir una relación causa-efecto con su consumo.
Su virtud a la hora de valorarlo como un buen sustituto de la sal de mesa es que tan solo contiene un tercio del sodio de la sal de mesa, por eso el glutamato monosódico está muy valorado por profesionales de la cocina y puede ser una opción para ti si estás pensando en una solución para reducir tu consumo de sodio.
Si buscas en internet sobre el GMS vas a encontrar mucha información alertando sobre su consumo, pero no te fíes de todo lo que lees, los estudios no han concluido nada hasta el momento, si quieres puedes leer más aquí sobre esta mala fama que ha ganado sin razón este aditivo. No obstante, recuerda que siempre debes consultar con tu médico antes de incluirlo en tu dieta.
Mezclas de especias
Puedes probar una de las variedades de mezcla de especias ya hecha que encontrarás en los supermercados o incluso hacer la tuya propia. Puedes combinar ajo en polvo, cebolla en polvo, perejil y pimienta, esta mezcla es perfecta para aliñar carnes y verduras. También puedes probar a hacer una mezcla de comino y pimentón con una pizca de cayena, será una explosión de sabor en tus platos.
Encontrarás mucha variedad de especias para hacer tus mezclas en un supermercado tradicional, pero te recomiendo que pruebes a comprarlas a granel en tiendas de toda la vida o en las nuevas tiendas que proliferan de productos a granel, la experiencia es única, las especias son más frescas y te invadirán los olores, además de utilizar muchos menos envases.
Las hierbas frescas, los chalotes salteados con aceite de ajonjolí y el ajo también le darán un toque especial, además de camuflar muy bien la falta de sal.
Las especias no necesariamente sustituyen a la sal, ni consiguen que los alimentos estén más salados, pero aportan mucho sabor y carácter a tus platos, de manera que te será mucho más fácil prescindir de la sal.
Levadura nutricional
Este tipo de levadura inactiva es uno de los ingredientes estrella de aquellas personas que se preocupan por su salud, también conocida como «queso vegano» tiene un alto contenido en proteínas, ácido fólico y vitamina B12 y añade un gran sabor a la comida. Si estás pensando en un sustituto para la sal que además te aporte nutrientes, esta es tu mejor opción.
Prueba a espolvorear un poco en una ensalada, o sobre verduras, o utilízala también como sustituto del queso rallado para la pasta o para gratinar platos en el horno, o incluso junto con tus palomitas de maíz, te sorprenderá el resultado.
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